La bendición del papa Francisco fue uno de los momentos más emotivos en la vida pública de la monja brasileña Inah Canabarro Lucas. Esto reforzó su figura como símbolo de fe, longevidad y ternura espiritual.
La monja Inah Canabarro Lucas, reconocida como la persona más longeva del mundo, falleció el 30 de abril de 2025 a los 116 años de edad en Porto Alegre, Brasil.
"En el día de hoy, que la resurrección abrace a la Hermana Inah Canabarro, damos gracias por la entrega y dedicación. Pedimos que el Señor, Padre de bondad, la reciba y la acoja en su infinito amor", informó la Congregación de las Hermanas Teresianas.
Nacida el 8 de junio de 1908 en São Francisco de Assis, en el estado brasileño de Río Grande del Sur, Inah fue bisnieta del general David Canabarro, destacado militar en la Guerra de los Farrapos.
Desde temprana edad, enfrentó problemas de salud, pero a los 16 años inició su vocación religiosa en una escuela de las Hermanas Teresianas en Santana do Livramento. En 1928 se trasladó a Montevideo, Uruguay, donde se convirtió en novicia y en 1930 regresó a Brasil para ejercer como profesora de portugués y matemática.
A lo largo de su vida, Inah desempeñó roles como profesora y secretaria en diversas instituciones educativas y religiosas.
Tras el fallecimiento de la japonesa Tomiko Itooka en diciembre de 2024, Inah fue reconocida como la persona viva más longeva del mundo. Al momento de su muerte, era también la segunda monja más longeva registrada en la historia, después de la francesa Lucile Randon.
Con su partida, el título de la persona viva más longeva del mundo pasó a Ethel Caterham, residente en Surrey, Reino Unido, nacida en 1909.
Monja Inah Canabarro Lucas Captura de pantalla
Había recibido la bendición del Papa Francisco
La monja Inah Canabarro Lucas recibió una bendición especial del Papa Francisco en 2018 al cumplir 110 años.
El gesto fue un reconocimiento a su extraordinaria longevidad y a su vida dedicada al servicio, la educación y la fe cristiana.
Aunque no se trató de una audiencia presencial en el Vaticano, la bendición fue enviada oficialmente desde Roma a través de la Congregación de las Hermanas Teresianas.
Fue entregada en una ceremonia conmemorativa organizada por su comunidad en Porto Alegre, Brasil. En esa ocasión, Irma Inah expresó su emoción y gratitud diciendo que se sentía "más joven que nunca" y que su lema era: "Cada vez más joven y más bonita".
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