El actor protagonizó la película en 2007 y durante una entrevista señaló que el papel llevó su cuerpo al límite.
En el año 2007, el cine de acción trascendió con el estreno de 300 protagonizada por Gerard Butler, quien interpretó al rey Leónidas.
La película dirigida por Zack Snyder llevó a la pantalla grande la épica batalla de las Termópilas con un despliegue visual imponente y un protagonista que lo dio todo para interpretar uno de sus personajes más importantes de su carrera.
Gerard Butler emergió como un símbolo de fuerza y determinación. Su físico esculpido y su presencia intimidante fueron el resultado de una preparación exhaustiva que lo llevó a los límites de su resistencia.
"Fue el momento de mi vida en el que en mejor forma he estado. Estaba estropeando mi cuerpo, pero estaba espectacular", afirmó el actor de 55 años de edad, al recordar su arduo entrenamiento en una entrevista con The Hollywood Reporter.
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Su régimen, diseñado por el reconocido entrenador estadounidense, Mark Twight, se centró en el sufrimiento controlado y llevó al actor a empujar su cuerpo más allá de lo que había imaginado posible.
La filosofía de entrenamiento se basaba en el sufrimiento controlado, en la capacidad de llevar a sus alumnos al borde del colapso y hacerlos regresar más fuertes.
Durante cuatro meses, Gerard Butler dedicó seis horas diarias a una combinación de ejercicios que desafiaban tanto su resistencia como su capacidad de recuperación.
Su rutina diaria incluía dos horas de CrossFit, otras dos de levantamiento de pesas con enfoque en el desarrollo muscular y dos horas adicionales de coreografías de combate. Cada repetición, cada levantamiento, cada golpe simulado era una construcción progresiva del guerrero espartano que debía encarnar en la pantalla.
Más desafíos
El rodaje de 300 presentó sus propios desafíos. La película, que se filmó en gran parte con pantallas verdes, obligó a los actores a desarrollar una capacidad extra de imaginación y resistencia.
"Había veces en las que caminabas con tu capa roja y tu ropa interior de cuero y alguien señalaba algo y decía: ‘¡Mira! ¡Un pueblo ardiendo!’. Y yo recuerdo pensar: ‘Oh, Dios mío. Esta película va a ser horrible’", relató Gerard Butler.
Pero su escepticismo inicial se desvaneció cuando vio el montaje final. "Cuando vi el producto por primera vez, estaba con mis representantes y amigos, estábamos con la boca abierta", recordó.
El impacto de 300 fue inmediato. Con un presupuesto de 65 millones de dólares, la película recaudó 456 millones en todo el mundo y consolidó a Gerard Butler como una estrella de acción.