El proceso judicial, que se desarrolla en Manhattan, ha sacado a la luz impactantes detalles.
El juicio contra Sean "Diddy" Combs ha revelado detalles estremecedores sobre su relación con la cantante Cassie Ventura, quien fue su pareja durante 11 años. La fiscalía presentó testimonios que describen un patrón de abuso físico, psicológico y sexual, en el que Combs presuntamente ejercía control total sobre la vida de Cassie.
Uno de los episodios más impactantes relatados por la fiscalía involucra una de las llamadas "Freak Offs", fiestas sexuales organizadas por Combs. En este evento, un acompañante masculino fue presuntamente obligado a orinar en la boca de Cassie mientras Sean "Diddy" Combs observaba.
La famosa cantante describió la experiencia como extremadamente humillante y angustiante. Además, se alegó que Sean "Diddy" Combs intentó localizar y agredir a un hombre con quien Cassie había iniciado una relación tras su separación.
Asimismo, reveló que, al no encontrarlo, descargó su ira golpeando a la cantante y amenazándola con hacer públicos videos de encuentros sexuales forzados. Estos testimonios se suman a otras acusaciones que incluyen tráfico sexual, crimen organizado y violencia doméstica.
La postura de Sean "Diddy" Combs
La fiscalía sostiene que Sean "Diddy" Combs dirigía una red de explotación sexual que involucraba a mujeres sometidas a actos degradantes y abusos físicos, frecuentemente grabados por él para su posterior uso como herramienta de control y chantaje. Se presentaron videos de vigilancia que muestran a Combs presuntamente agrediendo a Cassie en un hotel en 2016, así como testimonios de testigos que afirman haber sido testigos de estos abusos.
Combs, de 55 años, ha negado todos los cargos y se ha declarado no culpable. Su defensa argumenta que las relaciones fueron consensuadas y que las acusaciones carecen de fundamento.
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El juicio, que se espera dure entre ocho y diez semanas, ha atraído una atención mediática significativa debido a la gravedad de las acusaciones y la prominencia del acusado en la industria del entretenimiento. Este caso ha puesto en evidencia las dinámicas de poder y control en relaciones de alto perfil, así como la importancia de abordar y denunciar la violencia de género en todas sus formas.