"Fue mi papá no yo", Miley Cyrus revela que su papá consumía drogas en el set de Hannah Montana.
En una reciente charla para el podcast familiar Sorry We’re Cyrus, Miley Cyrus compartió una anécdota divertida que se convirtió en noticia: su padre, Billy Ray Cyrus, quien fuera su compañero en la serie Hannah Montana (2006-2011), fumaba marihuana en el set y ella fue injustamente señalada como la culpable.
Miley, de 32 años, rememoró con humor aquel episodio cuando su mamá, Tish Cyrus, la entrevistó en el podcast.
Al preguntarle por un recuerdo hilarante de la época de Hannah Montana, Miley Cyrus respondió sin dudar: "Dad smoking pot and everyone blaming me for it" ("Mi papá fumando mota y todos culpándome a mí").
Según contó, se formó un caos en el set cuando la producción comenzó a sospechar que alguien había consumido marihuana en el camerino. Se fueron directo a culparla. Miley replicó: "I’m not f‑‑‑ing smoking pot in the dressing room. Go knock on my f‑‑‑ing dad’s door. It was my dad" ("No estoy fumando mota en el camerino, vayan a tocarle al m... de mi papá, fue mi papá").
Tish no tardó en sumarse al relato, entre risas: aunque le habían informado que "B‑Ray estaba fumando mota", ella insistía que "absolutamente no, eso no lo haría" y en su lugar, bromeaba señalando al actor Mitchel Musso (Oliver Oken), presente en el set.
Este episodio resalta una faceta irreverente de Miley, quien a lo largo de su carrera ha sido abierta sobre su consumo de marihuana: lo confesó en 2024, afirmando "I had definitely ... smoked some pot" ("Definitivamente ya había fumado mota") mientras todavía grababa Hannah Montana.
La revelación se dio en medio de un momento de reconciliación familiar: en ese mismo podcast y en apariciones para la prensa, Miley Cyrus habló de un pasado complicado —una "década oscura" sin comunicación con sus padres— y reveló que la sanación de esos lazos inspiró una nueva canción, "Secrets", aún por salir.
La confesión de Miley Cyrus añade otro vínculo inesperado a la memoria colectiva de Hannah Montana. Al compartirlo sin filtros, rompe con el estigma de la perfección infantil de Disney y humaniza a aquellos que estuvieron detrás de la pantalla.
Para ella, el episodio es una anécdota cómplice: un recordatorio de que incluso los padres pueden ser responsables de lo que sus hijos se atribuyen.
Mira también: