A cinco décadas del estreno de Tiburón, Jay Mello revela las huellas que quedaron en él tras interpretar al pequeño Sean Brody.
Jay Mello, quien con apenas seis años interpretó al pequeño Sean Brody en la icónica película de Tiburón en 1975, ha abierto su corazón al recordar las consecuencias emocionales de aquel rodaje Monumental.
En una entrevista exclusiva con People, el actor evocó cómo la experiencia le provocó un temor profundo al mar, que lo mantuvo alejado del agua durante algunos años.
"No volví a nadar hasta dos años después de que se rodó la película", contó Jay Mello al famoso medio.
Mello contó que recordaba "absolutamente todo" de su experiencia en la película, incluidos los tiburones animatrónicos.
También relató su transición hacia una vida tranquila en Vermont, dedicada a la producción de jarabe de arce.

Jay Mello en tiburón 2 Redes sociales
Un descubrimiento por pura suerte
Mello fue descubierto casi por accidente. Acompañó a sus hermanos a una audición en Massachusetts, pero fue él quien llamó la atención de Steven Spielberg por su capacidad para imitar gestos y movimientos. El director lo llamó de vuelta y lo eligió para el papel del menor de los Brody.
Desde entonces, su vida cambió. Aunque no tenía líneas extensas, su participación aportó un matiz familiar crucial al filme.
Hoy relata que recuerda con claridad las grabaciones en Martha’s Vineyard, su llegada frente al tiburón mecánico y las miradas solidarias de Roy Scheider y Richard Dreyfuss en los descansos.
La infancia de Mello se vio marcada por el miedo. Aquel juguete animatrónico y algunas escenas traumáticas le provocaron una aversión real al océano. Aunque no ingresó al agua por dos años también comenta que sigue temiendo al mar.
Incluso verlo en la pantalla fue complicado: sus padres tuvieron que taparle los ojos en varias escenas al estrenarse la película, ya que escenas como la del cadáver en el bote le resultaban demasiado perturbadoras.
Una nueva vida
Aunque su personaje reapareció en Tiburón 4: La venganza (1987), Mello optó por no participar en la segunda entrega debido a que el rodaje sería en Florida. En lugar de continuar en el cine, decidió dedicar su vida a otros intereses.
Actualmente, a sus 56 años, vive en Vermont y trabaja en una empresa familiar de jarabe de arce. Aunque no retoma la actuación, valora su paso por Tiburón como una experiencia que marcó para siempre su vida, y cada año comparte la película con sus hijos y nietos durante las fiestas navideñas, relatando anécdotas del rodaje.
Con humor, Mello recuerda que hoy sus hijos dicen "no puede ser que tú seas ese niño de Tiburón", hasta que lo ven en pantalla y reconocen al pequeño Sean Brody que, sin saberlo, dejó una huella imborrable en la historia del cine.
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