Amy Madigan, la actriz que ha causado sensanción por su papel en Weapons, revive la controversia que marcó su paso por los Oscar.
La actriz nominada a un Premio de la Academia en 1986, Amy Madigan, recordó en una entrevista reciente el momento incómodo que protagonizó junto a Ed Harris en la gala de los Oscar, un episodio que aún genera comentarios en la industria de Hollywood.
Amy Madigan conocida por su trayectoria en cine y televisión y más recientemente por su participación en Weapons, volvió a acaparar titulares al rememorar uno de los momentos más comentados de su carrera: la polémica que protagonizó en la ceremonia de los Premios Oscar a mediados de los años ochenta.
La famosa nacida en Chicago en 1950, se consolidó como una de las intérpretes más destacadas de su generación gracias a cintas como Places in the Heart (1984), Twice in a Lifetime (1985) —por la que recibió una nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto— y Field of Dreams (1989).
Su versatilidad le permitió alternar entre el cine independiente, las grandes producciones de Hollywood y la televisión, donde también obtuvo nominaciones al Emmy y al Globo de Oro.
Ahora la actriz recordó en una reciente conversación con la prensa que la gala de 1986, en la que fue nominada, estuvo marcada por un gesto que sorprendió a la audiencia mundial: junto a su esposo, el actor Ed Harris, decidió protestar en medio de la transmisión.
El reclamo tenía como trasfondo la inconformidad de ambos con ciertas decisiones de la Academia y con la manera en que la industria trataba a los intérpretes en aquella época.
"Fue un acto impulsivo, no estaba planeado, pero sentíamos que había cosas que debían señalarse", confesó Madigan al hablar del episodio. Aunque no entró en detalles sobre la magnitud de la protesta, la actriz reconoció que el gesto le costó críticas de parte de algunos colegas y de los medios, pero también la convirtió en símbolo de autenticidad y valentía para otros.
El momento se recuerda hasta hoy como uno de los más incómodos en la historia de los Oscar, ya que interrumpió el protocolo y la solemnidad característica de la ceremonia. Con el paso de los años, sin embargo, ha sido visto desde otra óptica: la de una actriz que se atrevió a levantar la voz en un escenario donde pocos se animan a hacerlo.
Algunos medios internacionales han mencionado que el momento incómodo se vivió cuando el cineasta Elia Kazan recibió un Oscar honorífico y las cámaras captaron como ni ella ni Harris se sumaron a los aplausos. No fueron los únicos en evitar aplaudir a Kazan, director de películas míticas como Un tranvía llamado Deseo o Al este del Edén, lo cual se interpretó como un rechazo a su controvertido pasado durante la caza de brujas en Hollywood impulsada por el senador Joseph McCarthy a mediados del siglo pasado.

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Actualmente, Madigan forma parte del elenco de Weapons, cinta que ha generado expectativa por su enfoque arriesgado y que la vuelve a colocar en el radar de la crítica y del público. A sus 74 años, la actriz se mantiene activa y reflexiva sobre el legado que quiere dejar en la industria.
Amy Madigan no solo es recordada por sus memorables interpretaciones, sino también por aquel gesto de rebeldía en los Oscar que marcó su imagen pública.
La película Weapons (también conocida en Hispanoamérica como La hora de la desaparición) es un thriller de misterio y terror dirigido, escrito y producido por Zach Cregger. La historia se centra en una comunidad sacudida por un enigma espeluznante: 17 niños desaparecen misteriosamente de una misma clase la misma noche y exactamente a la misma hora, excepto uno, cuyo testimonio resulta críptico y perturbador.
La trama se despliega a través de un formato coral y narrativo complejo, explorando múltiples perspectivas: una profesora que descubre la ausencia de sus alumnos, un padre desesperado por hallar a su hijo, un oficial de policía que investiga un caso sin pistas, y un vecino con antecedentes oscuros.
El filme hace uso del horror sobrenatural y psicológico, con elementos de rituales ocultos y manipulación. Por ejemplo, se revela que una mujer enigmática llamada Gladys usa magia oscura para transformar a los niños (y otros objetos) en "armas" letales, lo que da un giro metafórico e inquietante a la historia.
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