Un estudio de la Universidad de California ha revelado que el modelo de inteligencia artificial GPT-4, de OpenAI, utiliza hasta tres botellas de agua para generar 100 palabras. Esta cifra ha puesto en el foco el alto consumo de recursos de los sistemas de IA. Todo llega en un momento en el que la escasez de agua afecta a diversas partes del mundo.
El funcionamiento de los servidores que sostienen la IA requiere de un proceso de refrigeración. Los procesos, en la mayoría de los casos se realiza a través de sistemas que utilizan agua. Este recurso es empleado para enfriar los equipos en los centros de datos, que generan gran cantidad de calor debido a los cálculos intensivos necesarios para proporcionar respuestas a los usuarios.
El informe subraya que este consumo excesivo de agua tiene implicaciones ambientales significativas. Lo anterior destaca que los centros de datos se han convertido en grandes consumidores de agua en las zonas donde operan.
Según los investigadores, una simple interacción con un chatbot de IA puede estar contribuyendo a la crisis medioambiental de manera inadvertida. Esta información se suma a las críticas que el propio CEO de OpenAI, Sam Altman, ha lanzado sobre su producto estrella.
GPT-4 y otras deficiencias…
Altman reconoció que, a pesar de los avances de GPT-4 respecto a versiones anteriores, el modelo aún está lejos de alcanzar el nivel que la empresa espera para el futuro.
“GPT-4 apesta un poco”, admitió en una entrevista, en referencia a los desafíos que enfrenta la tecnología.
Además del consumo de recursos, GPT-4 ha sido señalado por otras deficiencias como respuestas genéricas. Además, destacan la falta de transparencia en las fuentes y problemas con los derechos de autor. Todo esto ha generado un creciente debate sobre el impacto global que las grandes tecnologías están teniendo, tanto en el ámbito legal como en el medioambiental.